«Alicho» por «Alicho»: el jefe narco de Villa Loyola cuenta por primera vez su propia historia
Max Alí Alegre tenía once años cuando uno del barrio lo empezó a llamar «Alicho», una deformación de su segundo nombre, homenaje de su padre boxeador al mítico Muhammad Alí, que hacía juego con «Mal bicho», canción de moda de Los Fabulosos Cadillacs allá por el 2001, que, evidentamente, su vecino gustaba cantar por las calles de La Flecha, Carlos Spegazzini, Ezeiza. Su apodo sería premonitorio: una condena de 9 años por narcomenudeo, un juicio por delante acusado de seguir al frente de su organización desde la cárcel y menciones por los crímenes de dos policías federales. Pero de «Alicho» solo se conoce eso: su nombre, su apodo y lo que dicen los expedientes judiciales. Si no fuera por la foto del día de su detención, en el 2017, ni siquiera se conocería su rostro. En la era de las redes sociales, todo un logro en este negocio. Menos su voz. Nunca habló con los medios. Hasta hoy. Por primera vez cuenta su historia, su versión de la historia, a través de Encripdata y con foto nueva.
–¿Cómo empezaste en el negocio?
-Empecé para ayudar a mi mamá, para salir de la pobreza. Trabajé para el hombre desde los 18 años, él me llevó a San Martín, hasta que en un momento le dije que me iba a abrir porque ya no me resultaba redituable trabajar para él. Me abrí a los 25 años, le avisé, me pidió un mes para buscar a alguien que me reemplazara, pero no encontró a nadie, yo me abrí igual, armé mi propia organización y él se molestó, por eso me mandó a matar y me entregó con la Policía.
El «hombre» es Miguel Ángel Villalba, el famoso «Mameluco» que quiso ser intendente de San Martín. No le dice «hombre» para ningunearlo ni por temor, le dice así por respeto -aclara-, que en la calle saben que él es educado, que en la calle aprendió los códigos del negocio. En ese momento, en el 2015, Villalba estaba preso, ya condenado a 23 años de prisión por tráfico de estupefacientes -luego también por lavado de activos-, por lo que la salida de Alegre la tomó como un duro golpe.
-¿Es fácil decirle que no a ‘Mameluco’?
–No sé, yo le avisé que me abría porque ya no me resultaba redituable trabajar para él, por eso me mandó a matar y me entregó con la Policía. Se juntaron él, ‘Cascarilla’, ‘Rengo’, ‘Zurdo’ y ‘Moco’ contra mí.
-¿Y ‘Negro’ Gómez?
–No, nunca estuve enfrentado a él.
-¿Cómo armaste tu organización?
–Nos instalamos en la Loyola, que no la trabajaba nadie, había pibes que vendían, pero no había jefes. Llegamos con el ‘Gordo’ –Blas Adrián Gómez-, y en la calle se sabe por códigos que hay que respetar al que es jefe. Estuvimos en la Loyola entre 2015 y 2017 hasta que mataron al federal, ahí se nos vinieron todos encima, a los diez minutos estaba la foto de Blas en todos los noticieros. Yo le dije: ‘Si vos no fuiste, vamos a entregarte’. No sé quién fue, nosotros no fuimos, hoy no hay nadie preso por ese crimen. Quisiera pedirle perdón a la madre de Alan Dolz, pero nosotros no tuvimos nada que ver. Desde el crimen del federal se nos vinieron encima, la Policía, todos, nos detuvieron, nos acusaron de la droga envenenada, que no sé de dónde salió, nos acusaron del crimen del otro federal.
El 27 de abril del 2017, un transa mató por la espalda a Alan Maximiliano Dolz mientras hacía tareas encubiertas en Villa Loyola, precisamente, sobre la organización de «Alicho». El policía federal tenía 21 años. Gómez, el socio de Alegre, se entregó, se sometió a la prueba de la parafina y le dio negativo, por lo que el juez le dictó la falta de mérito. Al juicio llegó solo un detenido de apellido Guevara, pero el tribunal lo absolvió porque su rostro no coincidía con la foto del joven señalado por el crimen. Desde entonces nadie sabe dónde está «Anguila», el acusado de matar a Dolz.
–¿Cómo te enteraste de que ‘Rengo’ Pacheco ofreció 10 millones de pesos por tu cabeza y la de Blas?
–Yo nunca me enteré que el ‘Rengo’ haya ofrecido 10 millones para matarme, me enteré por las noticias y pedí una medida de resguardo por mi integridad física y la de Blas, estábamos en Villa Devoto, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) nos trasladó a Marcos Paz, donde estamos ahora. Me quisieron enchastrar con la muerte del federal, le dejaron el papelito en la campera para enchastrarme a mí y a Blas, es muy obvio, pero para mí fue un vuelto para el ‘Rengo’.
El 20 de julio del 2021, alguien ejecutó a Ricardo Ariel González dentro de su auto en Loma Hermosa, dejó un cartel y huyó: «‘Rengo’ Pacheco: ¿10 millones por mí? Acá tenés tus 10 millones. Atentamente: San Martín». Los investigadores encontraron un papelito en la campera de la víctima: «Blas Adrián Gómez. M=1 – P 2. Gordo Blas Avicho». «Avicho» en realidad era «Alicho» y las letras y números eran su ubicación y la de Blas en la cárcel de VIlla Devoto.
–¿Quién te exigió por video que abandones la villa 9 de Julio?
-Para mí, el video es una movida de ‘Mameluco’ para enchastrarme a mí… si nosotros no estamos en la 9 de Julio.
-¿Cuántos muertos se llevó la guerra entre tu organización y las otras?
-Yo no estoy en guerra con nadie. Nosotros no matamos a nadie, a nosotros tampoco nos mataron, más que nada hubo amigos nuestros que murieron por la droga.
-¿Qué pensas hacer con tu vida cuando salgas de prisión?
-Estoy concentrando mis energías para tener un negocio lícito, legal. En noviembre de este año voy a poder pedir la libertad condicional. Tengo tres hijos, pero nunca les pude cambiar los pañales por mi situación, mis hijos aprendieron a decir papá acá en la cárcel. A mí me condenaron a 9 años de prisión, yo le dije a mi abogado de entonces: ‘Vamos a juicio’, pero mi señora se puso a llorar y tuve que firmar un abreviado, me dieron 9 años y a ella le dieron 3 años en condicional. Después del crimen del federal se nos vinieron todos encima, a mi señora la tuvieron 20 días detenida en Ezeiza estando embarazada y con un nene de un año y medio, cuando la ley dice que no se puede eso. ¿Qué podía hacer yo? Soy el hombre de la familia, no podía ver a mi señora así, por eso firmé el abreviado para que a ella la soltaran. ¿Cómo voy a meter a mi señora en el negocio? Ni a ella ni a mis hermanos, somos siete hermanos, uno trabaja en la Federal, los periodistas dicen que trabaja para mí, le ensucian la carrera, son periodistas coimeros.
-Pero te volvieron a procesar en diciembre, esta vez por narcomenudeo en otras cuatro villas.
-En esa causa no hay nada contra mí, solo una chica a la que le pedí un celular y marihuana, pero le sacaron las cosas cuando quiso entrar.
-¿Por qué te dicen ‘Alicho’?
-Cuando tenía once años, un vecino del barrio, Alejandro, me puso así por una canción -se ríe y la empieza a cantar-: ‘Mal bicho, todos te dicen que sos, mal bicho’. Y quedó.