Un envío de 384 kilos de cocaína hizo caer a los italianos de la Ndrangheta en la Argentina
El barco partió de Buenos Aires en octubre de 2016 con destino final a Gioia Tauro. A ese puerto llegó el 19. Poco antes de tocar tierra, los tripulantes dejaron flotando en el mar Tirreno 17 bolsos con 350 «ladrillos». Los agentes aduaneros de Reggio Calabria los recuperaron: eran 384 kilos de cocaína.
La fiscalía antimafia de Reggio Calabria, región dominada por la Ndrangheta, empezó a investigar quiénes estaban detrás.
Pronto identificaron a Carmelo Aglioti, por aquel entonces de 68 años, y Francesco Morano, también de 68.
Aglioti había estado en Buenos Aires para preparar el envío mientras que Morano tenía familiares en San Antonio de Areco.
Más tarde individualizaron a Ferdinando Sarago, de 75 años, y Fabio Pompetti, de 50, como reveló Encripdata.
Como el Río de Janeiro – Hamburg Sud, el barco en cuestión, había partido desde Buenos Aires, Italia avisó a la Argentina.
La fiscal en lo Penal Económico, María Luz Rivas Diez, y el fiscal de la Procunar, Diego Iglesias, abrieron un expediente espejo.
Los fiscales argentinos determinaron que Pompetti vivía en Belgrano mientras que Sarago, que en realidad se llamaba Fernando, residía en Green Tower Polo, de ese barrio.
Mientras Rivas Diez e Iglesias concentraron su investigación en Sarago y Pompetti, la Gendarmería siguió los pasos de su jefe: Aglioti aterrizó el 20 de abril de 2016 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
Al día siguiente se reunió con Pompetti en una cafetería del microcentro porteño. Dos días más tarde charló con Sarago en un restaurante de Puerto Madero.
Aglioti, el nexo entre los capos de la Ndrangheta y la «célula» encargada de la logística, también se encontró con Giovanni Di Pietro, alias «Massimo Pertini», antes de partir a Italia.
Aglioti finalmente regresó a Buenos Aires el 19 de septiembre y volvió a Reggio Calabria el 30. La operación estaba en marcha.
Sin embargo, el 19 de octubre de 2016, el plan naufragó en el mar Tirreno, el cargamento se perdió en manos de los agentes aduaneros y los narcos bajaron el perfil hasta que las aguas se calmaran un poco.
De hecho, a la Guardia di Finanza de Reggio Calabria le tomó tres años concretar la «Operación Magma» hasta que, por fin, detuvieron a Aglioti en noviembre de 2019 junto a Morano y otros 43 cómplices.
Pero sus enviados a la Argentina resistieron un poco más: la Policía Internacional (Interpol) recién les informó esta semana a los investigadores locales que las órdenes de detención estaban listas.
Entonces, la jueza federal María Servini aprobó el arresto de Pompetti y Sarago en Belgrano mientras que su par de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, hizo lo propio con Di Pietro.
Pero mientras Aglioti estuvo prófugo de la Justicia de Italia, recibió una orden de los jefes de los clanes Pesce y Bellocco, dos de las familias detrás de la Ndrangheta: hacer algo para rescatar a Rocco Morabito, alias «U Tamunga», preso en Uruguay.
Nadie sabe si Aglioti o sus contactos en América del Sur hicieron algo, pero lo cierto es que Morabito escapó de la ex Cárcel Central, en Montevideo, el 23 de junio de 2019.
Aglioti finalmente cayó en noviembre de ese año en Italia. Ahora fue el turno de Pompetti, Sarago y Di Pietro en la Argentina.
Morabito, uno de los verdaderos jefes de la mafia calabresa, se convirtió en un fantasma.