Di Sipio, el clan que lavaba plata de la mafia italiana
Diego Alejandro Di Sipio estaba «quemado» desde hacía 16 años. Podría haber quedado fuera de juego en 2003 cuando Italia empezó la «Operación Trabajo» contra la banda narco del abogado Carlos Salvatore; en 2006 cuando la fiscalía antimafia de Trento lo acusó de traficar cocaína para la N’drangueta calabresa; en 2007 cuando un tribunal juzgó a Ana María Altuna en San Martín, que cayó de nuevo en 2016 con la «banda del cheto» en San Fernando; en 2012 cuando Caixabank realizó un Reporte de Operación Sospechosa (ROS) en España; o en 2016 cuando la fiscalía antilavado de Barcelona lo imputó por blanquear dinero del narcotráfico, pero siempre zafaba. Hasta ahora.
Por orden del juez federal de Morón, Néstor Barral, la Policía Federal (PFA) detuvo a varios integrantes del clan Blanco Di Sipio por lavar dinero del narcotráfico de la mafia italiana.
La mayoría de los integrantes del clan fueron condenados la década pasada por venta de estupefacientes en el Gran Buenos Aires, por lo que ya no tenían cuentas pendientes en la Justicia, pero en 2017 la Unidad de Información Financiera (UIF) descubrió que de alguna manera la plata volvía a brotar en la familia.
El primo Gonzalo Fernando María Blanco Di Sipio se había quedado entre 2013 y 2014 con tres propiedades: una por $760.000 en San Isidro, otra por $800.000 en Pilar y una tercera, donada por sus papás, Norberto Fernando Blanco y Lilia Haydee Di Sipio, en Tigre.
La unidad antilavado entonces elevó el informe al juez Barral, que de inmediato pidió los antecedentes de los involucrados: lo primero que le apareció fue la posible vinculación de Diego Di Sipio con Carlos Salvatore, el cerebro detrás de «Carbón Blanco», que en Italia se investigó como «Operación Trabajo», que intentó sin éxito recuperar los €1.319.525 secuestrados. De la cocaína en bolsas de carbón vegetal y de la tarjeta con su nombre y teléfono nunca dijo nada.
Salvatore murió en 2018 en el Hospital Argerich mientras cumplía una condena a 21 años de prisión, por lo que, tras el fallecimiento, un tribunal de Chaco les decomisó a los herederos 115 cuentas bancarias, 81 inmuebles y 25 autos. Al abogado llegaron a reprocharle 4.806 kilos de cocaína en «Carbón Blanco», «Pera Blanca» y «Operativo Trabajo».
Según estableció el fiscal general de Resistencia, Federico Carniel, «solo a efectos ilustrativos y tomando un precio promedio de €32.700 por kilo, según un informe de 2013 del Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías del Ministerio de Sanidad, puede estimarse que el valor total de los cargamentos secuestrados habría llegado a €156.240.600″. Al valor actual: $7.812 millones.
Pero el juez Barral encontró más antecedentes: Fabián Osvaldo Di Sipio, hermano de Diego, debió pagar una multa de €12 millones cuando un tribunal de Trento lo condenó en 2007 a 7 años y 6 meses de prisión por tráfico de estupefacientes entre Italia y España.
El magistrado descubrió más información sobre el propio Diego Di Sipio: una acusación por 200 kilos en Italia en 2003; 1.000 kilos en España en 2004; y un posible envío de 500 kilos entre ambos países en 2005; pero el tribunal que condenó a su hermano lo absolvió a él en 2008 por el beneficio de la duda.
Pero a los narcotraficantes, cuando no se los puede atrapar con las manos en la cocaína, se los puede acorralar por el dinero. Diego Di Sipio nunca declaró actividad económica en España, pero gastó como si la tuviera a través de su testaferro Carlés Gastó Mora.
Mora depositó €223.500 en su cuenta del Credit Andorra en junio de 2012. El 11 de julio le transfirió €220.905 a Di Sipio a Caixabank, pero el banco le rebotó la operación por sospechosa. Antes le cobró una comisión de €1.000. Esa alarma no los preocupó. Mora volvió a transferir los €220.905, pero esta vez a una cuenta propia en el Banco Sabadell. Di Sipio pagó €200.000 con dos cheques de la cuenta de su testaferro una casa en la avenida de Pedralbes, número 16, piso 3, apartamento 404, Barcelona. También tres cocheras por un total de €53.000. Luego retiró €19.000 en efectivo. Con el trabajo terminado, Mora cerró la cuenta, pero ya habían dejado sus huellas.
Por todo eso, el fiscal de Barcelona, Roberto Valverde Megías, los acusó por lavado de activos provenientes del narcotráfico, pidió 5 años de prisión y multa de €840.000 para Di Sipio y 4 años y 6 meses de prisión y multa de €670.500 para Mora. La Sección Novena de la Audiencia local realizó el juicio en abril de 2018, pero todavía no dictó sentencia.
Por la demora en la investigación, el abogado de Diego Di Sipio consiguió que la Justicia de Barcelona le otorgara la excarcelación a cambio de una fianza de €20.000. Entre los argumentos no solo apuntó que tenía que hacerse cargo de su «mamá gravemente enferma en fase terminal» sino que tenía que retomar su actividad en sus empresas argentinas.
En Buenos Aires encabezaba una empresa constructora que participaba en licitaciones públicas del Estado y una red de estaciones de servicio en las que adulteraba los combustibles. Sus últimos días los pasó manejando sus autos de alta gama, desde un Chevrolet Corvette hasta un Ford Mustang. Pero desde el martes, como la mayoría de su familia, quedó en una celda a disposición del juez, fuera del juego de la mafia italiana.