Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

A confesión de parte: la Anmat empieza a controlar la trazabilidad del comercio interno del fentanilo

Los laboratorios desvían ampollas de fentanilo al mercado negro

Los laboratorios desvían ampollas de fentanilo al mercado negro. Crédito: GNA.

El juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, ordenó allanar este lunes los domicilios de Agustina Bisio, titular de la Anmat -la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica-, de Gabriela Mantecón Fumadó, extitular del Iname -el Instituto Nacional de Medicamentos-, de cinco funcionarios más y las sedes de los dos organismos en la mira.

En rigor, el magistrado firmó órdenes de presentación con allanamiento en subsidio para que Bisio y compañía puedan entregar a la Policía sus celulares y todos y cada uno de los documentos solicitados sin necesidad de ingresar por la fuerza a los domicilios.

El juez Kreplak ya indagó a Ariel García Furfaro y a 16 integrantes más del conglomerado empresarial y ahora avanzó contra Bisio y los demás funcionarios que dependen de Mario Lugones en el Ministerio de Salud.

Al primer grupo, el magistrado le recriminó la producción, la venta y la distribución de las ampollas de fentanilo contaminadas que constituyeron un «nexo concasual» en la muerte de, al menos, 12 pacientes de los 96 fallecidos en varios hospitales del país. Al segundo grupo lo empezó a investigar por posibles hechos de «negligencia, connivencia o complicidad» en los organismos de control.

García Furfaro es dueño de varias sociedades: HLB Pharma Group, la nave insignia; Laboratorios Ramallo SA, a través de la cual elabora especialidades medicinales; y Alfarma SRL, a través de la cual los distribuye.

El 27 de noviembre del año pasado, el Iname, que depende de la Anmat, llevó adelante una inspección no programada en Laboratorios Ramallo por sospechas de incumplimientos de las buenas prácticas de fabricación y control. Al finalizarla, realizó observaciones significativas, que no eran novedosas sino de arrastre, pero, como las veces anteriores, decidió no clausurarlo. Al mes siguiente, la empresa de García Furfaro elaboró, comercializó y distribuyó los lotes 31202 y 31244, las partidas contaminadas con las bacterias Klebsiella Pneumoniae MLB y Ralstonia Picketti.

Formalmente, el juez Kreplak comenzó la investigación el 12 de mayo de este año cuando recibió la denuncia de la Anmat a partir de las primeras muertes registradas en el Hospital Italiano de La Plata. En agosto, revocó el rol de querellante del Ministerio de Salud, justamente, por las sospechas alrededor de los funcionarios.

Desde entonces, el gobierno de Javier Milei acusó recibo: primero resolvió limitar a Mantecón Fumadó como directora nacional del Iname. Y, en las últimas horas, Bisio, a través de la Disposición 6223, incorporó el fentanilo en el listado de Ingredientes Farmacéuticos Activos (IFAs) para que las empresas que intervienen en la comercialización, distribución y dispensión lo sumen al sistema de trazabilidad para asegurar el control y seguimiento.

El Sistema de Trazabilidad fue creado por el ministro de Salud, Juan Manzur, en 2011. Un año después, el interventor de la Anmat, Carlos Chiale, agregó el fentanilo pero solamente en la versión parches a la lista de IFAs.

En Estados Unidos, donde se producen las tendencias de consumo luego copiadas alrededor del mundo, las muertes por sobredosis por fentanilo se dispararon en 2015. En la Argentina, sin embargo, las últimas tres administraciones no consideraron necesario controlar su trazabilidad, hasta ahora, pero por los fallecidos por las ampollas contaminadas.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, lanzó el año pasado la Mesa para la prevención del tráfico ilícito y uso indebido del fentanilo. En rigor, Aníbal Fernández había endurecido el año anterior las disposiciones para la importación y exportación de esa sustancia y sus sales.

Como reveló Encripdata, quince droguerías importaron 12,08 kilos de fentanilo y 21,19 kilos de sales de fentanilo entre 2020 y los primeros meses de este año. En el mismo período, dos empresas exportaron 3,77 kilos.

Hasta 2019, la industria argentina necesitaba 950 gramos solamente, pero a partir del coronavirus, las importaciones se dispararon, con 1,24 kilos en 2020 y 27,75 kilos en 2021 para atender a los pacientes en unidades de terapia intensiva. Luego, con el desarrollo de las vacunas y el fin de la pandemia, la demanda cayó a 3,25 kilos en 2022, 530 gramos en 2023, 50 gramos en 2024 y 460 gramos este año.

HLB Pharma Group, con 7,76 kilos, fue el mayor importador en el país. Este año, el fiscal Diego Iglesias, de la Procunar -Procuraduría de Narcocriminalidad-, descubrió un canal de desvío de ampollas de ese laboratorio. Entonces, solicitó indagar a García Furfaro también por eso.

Una vez más, la Argentina adoptó regulaciones forzada por las tragedias.

Antes por los crímenes de la efedrina, ahora por los muertos del fentanilo.


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