Encripdata

El hilo invisible entre el crimen y el poder

«Maluma» cantaba para otra banda: quién es el transa al que vincularon con la «droga fea», pero respondía a «Alicho»

Se cumplen dos años de la irrupción del carfentanilo en la Argentina

A dos años de la irrupción del carfentanilo en la Argentina. Crédito: Ministerio de Seguridad.

Policías de la Bonaerense irrumpieron el viernes por la tarde en un departamento de la calle Roosevelt al 3000, en el barrio porteño de Belgrano. Minutos después salieron con el hombre al que habían ido a buscar: Lucas Nahuel Herrera, más conocido como «Maluma», un transa que merodeaba las villas de San Martín por orden de su jefe, Max Alí Alegre, alias «Alicho», preso en la cárcel de Villa Devoto.

Algunos medios le subieron el precio a «Maluma»: aseguraron que lo arrestaron por su relación con la cocaína con carfentanilo que mató a 24 personas el 2 de febrero en Puerta 8, Tres de Febrero.

Sin embargo, una alta fuente judicial aclaró ante Encripdata que la caída de Herrera «no está vinculada» a la investigación por la muerte de los consumidores de la «droga fea». Otra fuente que conoce el territorio también separó los casos: «A ese ‘Maluma’ no lo tenemos en nuestra causa».

Tal vez la confusión de los grandes medios se debió a que la jueza federal de San Martín Alicia Vence, a cargo de la investigación por la cocaína con carfentanilo en Puerta 8, fue la que ordenó la detención de «Maluma» pero no por ese expediente sino por otro que tramita en el juzgado federal de Tres de Febrero, donde subroga al juez titular, Juan Manuel Culotta, de licencia por su desempeño en el Consejo de la Magistrura. Este órgano permanente, que tiene a su cargo la selección y el control disciplinario de los jueces, elegirá a sus nuevas autoridades el 18 de octubre. Culotta regresará al juzgado a partir de noviembre.

En el juzgado de Culotta que subroga Vence se investiga a «Maluma» asociado a Joaquín «Paisa» Aquino, otro traficante al servicio de «Alicho». Si bien el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, responsabilizó en las primeras horas a Aquino por lo sucedido en Puerta 8, los peritos químicos del Laboratorio de la Policía Federal (PFA) determinaron que no tuvo nada que ver porque las dosis halladas en su casa no tenían trazos de carfentanilo.

En el juzgado del que Vence es titular, en cambio, hay pruebas sobre la «droga fea» que solo llevan a la banda de Miguel Ángel «Mameluco» Villalba. Pero para eso hay que retroceder hasta el 24 de enero. Ese día, Nati le contó a Fran lo que acababa de suceder:

-Acá hay un ‘bondi’
-¿Qué pasó?
-‘El Dylan’ y ‘El Boli’ trajeron una droga de Colombia, viste, como pasta base…
-Sí.
-Y preguntaron quién quería fumar, y dice ‘El Perro’, y fue a parar al hospital, re duro quedó, re acelerado…
-Ah, no…
-Y después el hermano de ‘Mocho’, ‘Mosqui’, tomó y también fue a parar al hospital.
-Decile que me convide un poco a mí.
-No, nene, sabés cómo te deja, re mal.

Como reveló Encripdata, «Dylan», uno de los que trajo la droga de Colombia, es hijo de Villalba, pero lleva el apellido de su madre. Su nombre completo: Luca Nahuel Baigorria. Tiene un tatuaje de Cupido en la panza, muchas estrellas de varios colores en el antebrazo derecho, un rosario en la muñeca izquierda y un Kaláshnikov -fusil de asalto ruso- en el brazo izquierdo. Hincha de Boca por herencia familiar y de Chacarita y La Persiana por tradición barrial. Con 28 años, tiene en su haber un ajuste de cuentas del que sobrevivió, un paso por la cárcel y dos barrios a su cargo, Lanzone y Lavalle. Los tenía. Hasta el 2 de febrero. Ahora, también, tiene una orden de captura por formar parte de la banda de su padre.

La Bonaerense tuvo nueve días para escuchar esa comunicación 9 del CD 385 del 24 de enero a las 20.33.11 entre los dos «transas» de Villalba para darse cuenta de que algo estaba pasando, pero, como reconstruyó Encripdata, recién lo informó el 4 de febrero. Ya era demasiado tarde: por esa «droga fea», dos días explotó todo en Puerta 8. La tarde de la tragedia, el propio «Mameluco» habló con «Mocho» para intentar poner un poco de orden:

– Estamos todos acá con ese ‘bondi’ de la droga esa.
– Sí, sí, ya sé, toda cagada hicieron, cagada total, pero ¿qué onda con el guachito?
– Sí, sí, y bueno ahora estamos, vinieron a hacer ‘bondi’ a las 4 de la mañana por ahí, a las 5.
– ¿Cómo?
– Que ‘el Pachu’ y todos esos con Chaparro, todos esos…
– ¿Buscándolo a quién?
– Y a cualquiera, porque supuestamente dice que la Adri fumó, tomó por la nariz
– Ah ¿la Adri ahora se para de manos?
– Todos se paran de manos.
– ¿Y el guachito con quién anda?
– Anda con un par, anda con el Nico, los Chaparro, ‘el Pachu’, son un par, estos me parece que laburaban con ‘el negro Alicho’ o siguen laburando.
– Ah ¿están laburando con ‘el Negro’?
– Pero como no tenemos el ok de ‘el Salvaje’ para asesinarlo, no hacemos nada. Pero ahora tenemos el ok para ‘darle de bardo’. Tenemos ‘tarjeta verde’.
– No, no, ya sé, a todos hay que ‘darles de baja’, pero no se puede, hay que aguantar…
– Pero ellos van a venir a tirar.
– No, ya sé, ahí me están contando lo que pasó. Escuchame: me interesa más este quilombito ahora. Ahora voy a hablar con ‘Chucky’, yo ya lo manejo con ‘Chucky’.
– Ya lo hablé con ‘Chucky’.
– ¿Qué te dijo ‘Chucky’?
– Qué acá, la mamá de Chaparro fue a hacer la denuncia por el pibito.
– Sí.
– Y que hay como tres o cuatro muertos que tiene ahí en la comisaría, pero la pateó para Puerta 8.
– Sí, bueno, Puerta 8 ya la allanaron, ya está, Puerta 8 está hasta la verga.

Esta conversación entre «Mameluco» y «Mocho» no deja lugar a dudas: ellos dos reconocen que era suya la cocaína con carfentanilo. Pero hay algo más: «Chaparro» y «Pachu«, familiares de una de las intoxicadas, fueron a descargar su bronca contra los transas que vendieron la «droga fea». «Chavo» y los que estaban de turno en Puerta 8 «cobraron»: «Se re ‘pinchó’ en la villa, amigo, me rompieron todo, boludo…».

La jueza Vence ya procesó a la banda de «Mameluco» Villalba por las actividades de narcomenudeo anteriores a lo sucedido en Puerta 8 y tarde o temprano los indagará por esas muertes en su punto de venta. Después de la confusión, «Maluma» puede respirar: como el «Paisa» Aquino en su momento, solo lo acusarán de ser un transa, uno más del conurbano bonaerense.

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