Tiene cáncer, pero cortó el tratamiento y se escondió para que no la detengan
Aquel 3 de diciembre, la mujer, de 58 años, tenía sesión de quimioterapia. Su médico la esperó, pero nunca fue. Sus vecinos tampoco la vieron en su casa de Belgrano R. Desde entonces está escondida en alguna parte. También su marido. A los dos los acusan de haber lavado activos para Carlos Salvatore, el argentino que más cocaína traficó a Europa, conocido a partir del primer operativo en su contra: «Carbón Blanco».
El juez federal Miguel Aranda procesó con prisión preventiva a Gladys Peregal, de ella se trata, y su pareja Gabriel José Morón, como pudo saber Encripdata, por cuatro hechos de lavado relacionados con Salvatore. También ordenó arrestar a otros integrantes de la asociación ilícita, Sergio Daniel Salomone y su esposa Analía Viviana Tejero, que se entregaron a las 24 horas, y a Eduardo Antonio Macri, que se dejó atrapar en su casa tras 33 días prófugo.
Peregal y Morón prefirieron esconderse. Su abogado les planteó una alternativa: apelar ante la Cámara Federal de Resistencia. Encripdata tuvo acceso al escrito: el letrado acusó a los investigadores de tener una actitud de «arbitrariedad manifiesta», explicó los hechos imputados y relativizó la existencia de la transferencia de 60 mil dólares que le hizo Salvatore a Morón a su cuenta del Bank Leumi, Estados Unidos.
No solo eso: sugirió la posibilidad de que sean sometidos al cuidado o vigilancia de una persona o institución, la obligación de presentarse periódicamente ante el juez, la prohibición de salir del país, la retención de los pasaportes, la prestación de una caución real o la vigilancia mediante un dispositivo electrónico con tal de que no sean detenidos.
Pero además recordó que Peregal padece un «linfoma B linfocitico de células pequeñas» por lo que «se encuentra bajo tratamiento de quimioterapia. Por eso mismo, planteó, el magistrado debería considerarla como «paciente inmunocomprometida con alto riesgo en caso de contraer coronavirus».
Ese es el tratamiento que interrumpió aquel 3 de diciembre, hace ya dos meses, con tal de no ir a prisión. Resulta extraño, entonces, que no haya solicitado antes la eximición de prisión.
Como sea, Encripdata pudo saber de dos fuentes con acceso al expediente que los investigadores analizan por estas horas una alternativa para que Peregal pueda retomar el tratamiento sin poner en peligro el caso.
El entorpecimiento de la investigación, en este caso, no es un argumento hipotético: los detectives ya no tienen dudas de que la amenaza al juez Aranda y a la secretaria de la fiscalía general de Resistencia Pamela Michlig partió de alguno de ellos dos.
«Dejate de joder con ‘Carbón Blanco’, no sabes con quiénes te estás metiendo. Cortala ahora. Si sos tan pelotuda y seguís, te vamos a hacer mierda, pero antes vas a sufrir. Primero vamos a ir por tu familia, tu esposo, tus hijos y te los vamos a ir mandando en trozos y después te vamos a cagar matando hija de mil putas. No te podés esconder de nosotros, donde y cuando se nos ocurra te vamos a hacer pagar. Nunca nos vamos a olvidar. Estás avisada: cortala», les escribieron luego de los procesamientos.
Tras las detenciones de Salomone, Tejero y Macri, solo Peregal y Morón siguen escondidos, pero libres. Uno de los dos fue.